BUENOS AIRES.- Fue imputada por falso testimonio una mujer que había afirmado a través de un audio incorporado a la causa que el día del crimen de Angeles Rawson escuchó en la planta baja del edificio una discusión entre la víctima, su madre y el padrastro y que luego un funcionario pasó a ofrecer dinero para callar a los vecinos.
Fuentes judiciales informaron hoy a Télam que la mujer declaró ayer ante el juez de instrucción Javier Ríos y la fiscal María Paula Asaro, pero ante sucesivas contradicciones en las que incurrió, el magistrado interrumpió la testimonial y le notificó que quedaba imputada.
La pista aportada por esta mujer fue la que originó el inédito operativo que desplegó el juez Javier Ríos la madrugada del jueves pasado, cuando ordenó a la Policía Metropolitana el traslado de todos los vecinos de Ravignani 2360 para declarar en Tribunales.
Esta testigo llegó a la causa a partir de la grabación de un diálogo telefónico que un periodista le hizo llegar al abogado querellante Pablo Lanusse.
En ese diálogo, la mujer le contaba a una productora de televisión que ella tenía un departamento en el edificio y que el día del crimen, el lunes 10 de abril, había escuchado desde el segundo piso un discusión en la planta baja donde vivía Angeles.
La mujer afirmaba que la víctima del hecho discutía en el hall de la entrada del edificio con su madre, María Elena Aduriz, y su padrastro, Sergio Opatowski, porque éste presuntamente abusaba de ella.
En el mismo relato, la testigo contó que vio al portero Jorge Mangeri bajar las escaleras desde el tercer piso hacia la planta baja, que fueron varios los vecinos del edificio que escucharon el alboroto y que luego escuchó cómo metían a la adolescente dentro del departamento donde vivía, la planta baja "A".
Pero además, dijo que ese mismo lunes -cuando todavía no se había hecho la denuncia por la desaparición de la adolescente y cuando el cadáver de Angeles aún no había sido hallado-, llegó al edificio un alto funcionario del Ministerio de Seguridad a ofrecer $ 25.000 a los vecinos que habían escuchado la pelea para que no lo cuenten a la Justicia.